Las emociones son complejas. Aunque viven dentro de nosotros y se caracterizan por ser un estado de pensamiento causado por nuestros cambios neurológicos, es completamente normal que, a veces, en ámbitos laborales las emociones puedan ser abrumadoras, sobre todo cuando los tiempos son hostiles.
Para poder sacar provecho de las emociones positivas en el trabajo y construir relaciones interpersonales basadas en el bienestar laboral y salud mental, es importante que los colaboradores respondan a las emociones positivas de los demás de una manera constructiva y validadora, pero para ello se necesita un gran trabajo de control que en muchas ocasiones depende de la formación emocional que tenga cada uno de los colaboradores involucrados en el día a día.
Sin embargo, en muchas ocasiones a pesar de los esfuerzos por mantener el bienestar laboral y regular las emociones, la alta gerencia organizacional ha pasado por alto en gran medida cómo un empleado debe ejercitarse (mental y físicamente) a la hora de responder a las emociones positivas de sus compañeros de trabajo, relegando esta área para dar prioridad a otras que tal vez podrían ser según ellos “más productivas”.
Destapando el mito de la Formación Emocional: ¿Por qué debemos naturalizar y no reprimir las emociones en el trabajo?
Llorar o perder el control en el trabajo no es el final de una carrera, aunque con frecuencia es visto como una señal de debilidad o de “poca inteligencia emocional”. De acuerdo con Harvard Business Review los colaboradores de trabajo generalmente son más empáticos de lo que con frecuencia imaginamos. De acuerdo con una encuesta de más de 2000 altos ejecutivos realizada por Harvard Business Review, se encontró que el 44% de los líderes de C-suite cree que está bien llorar de vez en cuando (episodios aislados), y otro 30% cree que no tiene un efecto negativo en cómo se le percibe en el trabajo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), detrás de cada enfermedad patológica hay emociones que aún no han sido descubiertas e identificadas. Algunos estudios realizados por la OMS afirman que alrededor del 50% de las enfermedades más mortales a nivel mundial (cáncer, diabetes, hipertensión, cardiopatías, entre otras) tienen un origen emocional. Emociones negativas como la ira, la hostilidad, el miedo, la tristeza, la ansiedad o el estrés presentan somatizaciones fisiológicas, resultado de mecanismos que por influencia del sistema nervioso afectan al organismo.
Al contrario de esto, emociones positivas como la alegría, el buen humor, la empatía y la esperanza son elementos que mejoran las condiciones físicas y mentales.
Dándole un vistazo a las encuestas mundiales sobre emocionalidad en el trabajo, se denota que las mismas están en un ranking bajo en comparación con elementos como la formación profesional, pero realmente ¿vale la pena que las empresas inviertan en la formación emocional de sus colaboradores? ¿qué ganancias/beneficios trae el dedicar horas de trabajo y presupuesto a ejercitar el control de emociones de los empleados?
- Capitalización: está comprobado que los empleados felices son más productivos
- Identificación: los clientes y proveedores sienten mayor empatía por empresas que incluyen políticas de formación emocional y profesional para sus colaboradores
- Las organizaciones emocionalmente responsables que invierten en la prevención de riesgos psicosociales, en general recuperan el 100% de lo invertido a lo largo de los años, bien sea a través de activos directos o indirectos.
- En el ámbito de supervivencia, las empresas emocionalmente inteligentes son mucho más resilientes y más propensas a sobrevivir a una crisis
Un estudio realizado por Marsh McLennan (Brink News) indica que en materia emocional el avance en latinoamérica se ha elevado en la era post pandemia. Países como México, Colombia, Perú han tomado medidas decisivas para promover el bienestar mental de los empleados en América Latina que han mostrado resultados prometedores y un crecimiento sin precedentes en el uso de los beneficios de salud mental de los empleados, señal de que el estigma en torno a la salud mental en el lugar de trabajo está disminuyendo gradualmente, dando paso a una visualización más inclusiva.
En particular, en comparación con la época anterior a la COVID-19, el uso de los programas de asistencia mental a los empleados creció del 38% al 49%, mientras que el de los programas virtuales de gestión del estrés se duplicó del 27% al 51%.
La planificación sólida a nivel de formación emocional y las soluciones creativas tanto de los líderes como de las organizaciones pueden mitigar la carga de la salud mental a nivel mundial, únicamente se trata de tomar conciencia.
De tal forma, la formación emocional dentro de los espacios de trabajo le brinda una ventaja competitiva a la organización en cuestión, ya que tomando en cuenta la premisa de que los empleados son el primer activo cabe hacerse la pregunta ¿a qué empleado no le gustaría desenvolverse en un ambiente laboral positivo? Los colaboradores inteligentemente emocionales:
- Se sienten más identificados con sus labores diarias y en general mantienen una actitud positiva para sus compañeros de trabajo.
- No se dejan caer fácilmente ante los retos que se les presentan.
- Son más inquisitivos y menos conformistas, lo que hace que sean más exigentes con los resultados de sus tareas en el día a día.
- Saben comunicarse con los demás, saben comprender las emociones de terceros y son mediadores por naturaleza.
De acuerdo con Forbes Magazine, hoy en día, los altos líderes ejecutivos deben usar su inteligencia emocional no solo para administrar cómo presentan sus propias emociones, sino también para fomentar la propagación de emociones que contribuirán a una mayor productividad, una mayor satisfacción laboral y un mejor desempeño.
¿Cuáles son las características de una organización emocionalmente responsable?
Aunque en su carta de presentación una empresa diga manejar políticas de bienestar para sus empleados, ser una organización emocionalmente inteligente va mucho más allá de esto. A nivel organizacional, los valores, normas y prácticas compartidos señalan lo que es apropiado, valorado o alentado, así como el tipo de expresiones y respuestas emocionales que se esperan, pero en general, las empresas que manejan políticas de formación emocional, se caracterizan por tener los siguientes rasgos:
- Toma asertiva de decisiones. Los líderes de las organizaciones toman decisiones con más calma, eliminando los impulsos y meditando de forma calmada todos los posibles escenarios. Generalmente incluyen al colectivo si no bien en la toma final de la decisión, al menos mantienen la escucha activa y permiten que participen activamente en las opiniones trascendentales.
- Mantienen sinergia entre su misión y valores organizacionales. Su finalidad no es sacar ganancia de los colaboradores, por el contrario se preocupan por el bienestar de los mismos y se enfocan en mejorar las ganancias a medida que las condiciones laborales se hacen más amigables. Comprenden la necesidad de un trato respetuoso y empático en todos los niveles.
- Son innovadoras. En lo general en las compañías en donde la formación emocional alcanza todos los ámbitos, los errores son vistos como una forma de aprendizaje y se maneja la premisa de que aquel que nunca se equivoca es porque nunca hace nada. Las organizaciones emocionalmente responsables se alejan de la perfección y comprenden que un error puede significar muchas veces un acierto que le de paso a la mejora de algún proceso.
- Mantienen objetivos reales y alcanzables. No anteponen la productividad ante el bienestar y por eso su caminar dentro del mundo organizacional es mucho más firme y seguro. Se trabaja en función de procesos sencillos y didácticos, los cuales son respetados por todos los colaboradores.
- Forman parte de la vida cotidiana de sus colaboradores. Al no ser una “carga” las empresas inteligentes emocionalmente, comprenden que son una parte importante dentro de la vida de sus empleados, y por lo tanto buscan conciliar los tiempos que pasan en instalaciones más la vida personal de cada colaborador, para establecer de esta forma una sinergia positiva.